Hermine Demiro promete un regreso al arte figurativo a partir de su exposición Delirium; a través de rostros, colores, trazos expresivos y seguros, Hermine nos transporta a una energía viva.

El mundo se vuelve un lienzo y el mapa se vuelve rostro. Los colores, las fronteras, los rasgos y las etnias desaparecen cuando el arte reina y orienta hacia el disfrute del delirio. Delirium, como serie protagonista demuestra un hambre por derrocar los iconos que nos determinan y por el contrario, con rostros, poses y miradas desafiantes, empoderar a manera de espejo, como un reflejo de nuestro propio ver.
La exploración de una pertenencia a través de la obra en Delirium nos transmite la locura en la búsqueda del ser. Hemos sido determinados a la búsqueda sin una respuesta concreta. Somos rostros delirantes.